Existencialismo y peluqueria

Las dudas parten de la cabeza y no es extraño que en lo cotidiano de la vida se confirme esa premisa. Cuando uno es niño las cosas son más certeras y la vida más sencilla, Mamá o Papá pueden responder a todas nuestras inquietudes.
Poco a poco uno se va haciendo mas independiente y a partir de alli toma decisiones mas o menos acertadas pero hay ciertos momentos donde uno se da cuenta que debe tomar un camino u otro a sabiendas que sufriremos las consecuencias.
Creo que uno de esos momentos se produce cuando uno llega al peluquero y después de ojear cuatro o cinco veces una revista sin leerla te toca el turno de sentarte frente al espejo.

La primera pregunta del peluquero es terrible y existencialista. A partir de esa pregunta uno se da cuenta que aquello de lo que se podía tener una certeza no es tan sólido. El universo deja de ser determinista a partir de ese momento.

Uno llega convencido de cortarse el pelo de X forma hasta que el inquisidor y cruel peluquero trae a colación en forma inocente la pregunta fatal: ¿que te corte como? ¿Te saco volumen? ¿Largo hasta donde? ¿Más largo adelante o atrás?
Y en ese momento el mundo se te llena de preguntas, por no decir otra cosa.

El resultado generalmente es una disconformidad final y la esperanza de que el pelo crezca.