sábado, 28 de agosto de 2010

Muros y soluciones.

Cuando aquel intendente leyó la noticia quedo impresionado. Aquel muro en Eslovenia era una solución perfecta a los problemas que ese barrio mal visto le traía a su querida ciudad. Cansado de reuniones con señoras de anillos y colores fuertes en el rostro (que eran acompañadas por señores de frente amplia) supuso que sus argumentos tendrían el suficiente valor de verdad ya que todos coincidían en que la culpa era de “esos”. A pesar de que había leído hacia tiempo que en el país habían criticado una medida similar también imagino que siendo su ciudad tan pequeña nadie repararía en ese detalle así que levanto el teléfono y ordeno la construcción de un muro que dividía en dos la urbe. Ya conforme con esa medida solo se sentó en su sillón a con las manos cruzadas sobre el inflado abdomen confiado en haber solucionado el problema. La respuesta no tardo en llegar y una junta de señoras y señores lo enfrentaron, el pedido era el cierre definitivo de la ciudad sur ya que, según sus razonamientos, la ciudad norte podría acceder a ellos si llegaban hasta el final del muro. Dicho sea de paso este final se encontraba a veinte cuadras (hacia la izquierda o la derecha) de la mitad del muro que era donde estaba ubicada la única puerta que conectaba las ciudades pero que no se abría casi nunca. El señor intendente obro coherentemente según la filosofía de atender a la inteligencia de las multitudes con dinero. Sabia que la otra solución era extender el muro por todo el mundo hasta que se junten el costado izquierdo con el derecho y esto implicaría un gasto de fondos muy importante, por lo que levanto nuevamente el teléfono y mando a cerrar la ciudad solo por sus límites.
Nuevamente se sentó en su sillón con los pies cruzados confiado en haber hallado la solución. La respuesta fue un movimiento de señoras y señores que reclamaban que el problema no se había terminado ya que nadie se sentía totalmente seguro. El intendente pregunto seriamente: -¿Y que parte de la mitad de esta ciudad es la conflictiva? Nadie se animo a dar una respuesta pero todos aseguraban que su manzana no podía ser la responsable. Nuevamente vio venir la solución y definió: -“Cerraremos entonces todas las cuadras con un muro y dejaremos una puerta ancha porque es necesario cierta comodidad pero esto es una medida drástica”. Emocionados por la inteligencia y el sentido común de su intendente todos lo saludaron y se fueron felices porque el problema estaría cercado.
Una vez ejecutado el proyecto se sentó apaciblemente en su silla y empezó a tornear su bigote pero el llamado de su secretaria lo perturbo. Nuevamente un conjunto menor de señoras y señores lo convoco porque exigían una sensación de seguridad que no poseían y que merecían ya que sus billeteras estaban repletas y sus posesiones les aseguraban una felicidad que no era tal por no poder sentirse cómodos. El intendente no tardo en reconocer el problema y dictamino: cuatro muros por cada casa es la solución. Y sin demasiado consenso ordeno a los manifestantes regresar a sus hogares por propia voluntad u obligados por la fuerza publica.
Una vez que la orden fue puesta en marcha pudo sentarse en su silla, estiro las piernas, bostezo una vez y solo atendió el teléfono que sonaba: “Si señor constructor, Con cada familia en su casa, cuatro muros y sin puertas ni ventanas” fue lo ultimo que se le escucho decir mientras miraba como afuera colocaban el ultimo muro dejándolo en soledad, seguro, apacible y con tiempo como para poder enrularse el bigote.




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